Un día era una economía moderna y próspera y, de repente, los alimentos desaparecieron de las estanterías, los bancos cerraron y los barcos dejaron de llegar. En 2008, Islandia sufrió un colapso económico sin precedentes que sembró el miedo en los corazones de todo el mundo. La crisis económica desembocó en una crisis política, con dimisiones por doquier.
En Bajo cero, los economistas Philipp Bagus y David Howden demuestran que la verdadera causa del desastre fue la mala política de los bancos centrales. Los tipos eran demasiado bajos, los bancos demasiado grandes para quebrar, la vivienda estaba implícitamente garantizada y los bancos tomaban préstamos a corto plazo del extranjero para financiar bonos a largo plazo.
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