Clarence Seward Darrow nació en Ohio en 1857. Comenzó su trayectoria profesional en Youngstown, para luego establecerse en Chicago, donde pronto llegó a ser abogado de la North Western Railroad. Durante los primeros años de su carrera se centró en la defensa de huelguistas, por lo que pronto se granjeó una merecida fama como abogado defensor de los obreros.
Ya en la madurez de su carrera, Darrow se dedicó por completo al Derecho Penal y a combatir la pena de muerte, que consideraba opuesta al humanismo y completamente inútil para acabar con el crimen. Logró salvar de la ejecución a cerca de 100 acusados de asesinato.
En el año 1925 defendió a John Thomas Scopes en el todavía famoso «Juicio del Mono». El maestro Scopes fue juzgado por enseñar la teoría de la evolución de las especies a alumnos de una escuela estatal en Tennessee. Darrow demostró ante la opinión pública el desvarío derivado de realizar interpretaciones literales de la Biblia y la necesidad de enseñar en las escuelas las teorías científicas.
A los 68 años se retiró y solo ocasionalmente atendió casos. Finalmente muere 13 años más tarde a la edad de 81 años en Chicago, el 13 de marzo de 1938. A día de hoy, Clarence S. Darrow ocupa un lugar destacado en la cultura americana, siendo su figura una inagotable fuente de inspiración para novelas, obras de teatro y películas.